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- Ubicación, mapas y nombres completos son algunos de los datos más vendidos a terceros.
- La última investigación de la Comisión Federal de Comercio de EE UU revela muchos datos.
El floreciente mercado de aplicaciones móviles ha facilitado mucho la vida cotidiana al tiempo que contribuye a la expansión del mercado publicitario. Pero también esconde múltiples riesgos en áreas como la privacidad.
Una vez analizados los procedimientos de las 110 aplicaciones más descargadas, la última investigación de la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos reveló que éstas no solo comercializaban los datos con terceros, sino también qué tipo de información compartían.
En este sentido, un 47% de las apps analizadas enviaban la ubicación de quienes las estaban utilizando, un 18% estaban programadas para mandar el nombre de los usuarios y el 16% sus direcciones de correo electrónico. A ellas se suman otras, igualmente comercializadas en el mercado español, como los listados de apps instaladas en cada teléfono móvil.
Las apps se pueden financiar con el pago por compra o suscripción, mediante un servicio adicional (compras in-app) o bien acudiendo al mercado publicitario para poner ciertos espacios a disposición de plataformas de comercialización de banners o anuncios. Si bien esta última fórmula es de sobra conocida y asumida por quienes optan por descargar una aplicación gratuita, es frecuentemente una alternativa derivada de la misma, la que mayor rentabilidad aporta: la venta de datos personales para su aprovechamiento en el enriquecimiento de perfiles publicitarios.
Esta última deriva, además de directamente ilegal (puesto que ni los datos recabados guardan relación alguna con el propósito de uso de la app ni el consentimiento para su venta se ha obtenido de forma válida), también perjudica a la propia app, así como a los anunciantes que terminan aprovechando dicha información. ¿A quién favorece entonces? A los data brokers, o agentes cuyo modus vivendi es la mera intermediación para la venta a granel de dichos datos.
Consejos para rentabilizar una 'app' sin violar la normativa
Para evitar esta vulneración de la privacidad del usuario y monetizar el rendimiento de la app de forma más eficaz, sin acudir a prácticas ilegales o exponerse a una multa, la compañía de marketing PrivacyCloud desvela una serie de propuestas para desarrolladores de aplicaciones:
1. No vender los datos del usuario: se puede analizar los patrones de uso para mejorar su experiencia y recabar información para adecuar contenidos, pero una mera aceptación de condiciones en la pantalla de instalación no da carta blanca para poner listas de apps instaladas, ubicaciones, o detalles personales en manos de terceras partes que ni siquiera están identificadas en el momento de su recabado.
2. Evitar recurrir a un mercado publicitario ilegítimo y que no respeta los derechos del usuario: ya existen opciones para que los usuarios expongan sus datos de forma voluntaria a las empresas, pudiendo revocar este acceso en cualquier momento.
3. Poca gente está dispuesta a pagar por sus apps: PrivacyCloud acaba de presentar un sistema en España en virtud del cual son las marcas quienes cubren este coste a cambio de optar a una relación directa con los usuarios que opten por evitar publicidad, seguimiento, o pago. Mediante el sistema de registro iRULE, se retribuye periódicamente a las apps que lo incorporan, sin requerir nuevo registro o cesión de datos personales. Esta misma solución está ya disponible para medios digitales y se está poniendo a prueba con algunas cabeceras.
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