Durante su intervención en la segunda jornada del congreso de robótica IROS 2018, la investigadora mostró los resultados de su programa en biónica, en el que están desarrollando un humanoide, un ojo y una vena -todos biónicos-. Los dos últimos se comercializarán próximamente y serán toda una revolución en el campo de la medicina.
El equipo de la investigadora japonesa, formado por 150 personas y con un presupuesto de 14 millones de dólares, trata de crear réplicas de partes del cuerpo para que puedan ser usadas en los procesos quirúrgicos delicados, condicionados por el “difícil acceso” o la sensibilidad de la
Ojo biónico, la estrella de su proyecto
Su ojo biónico es uno de sus proyectos estrella, no solo ha conseguido replicar la forma, estructura y textura del globo ocular, también sus vasos sanguíneos y ha incorporado una membrana de pocas micras que habitualmente es retirada para mejorar la visión en pacientes con patologías oculares.
“Actualmente no hay ningún modelo animal parecido con el que se pueda practicar, por lo que se está practicando directamente en pacientes, que deben estar despiertos. Todo esto aumenta la dificultad y la presión del médico”, argumenta.
La “biofidelidad” de los modelos desarrollados es una de las cuestiones más complejas en la creación de estos modelos biónicos, por eso el equipo de Harada ha elaborado unos estándares que miden si un modelo replica con fidelidad el órgano original y unas bases sobre dolor y sensibilidad del prototipo.
Aunque Harada cuenta con el apoyo del Gobierno de Japón -su proyecto forma parte del programa oficial ImPACT para apoyar proyectos de tecnologías disruptivas-, este tipo de investigaciones cuentan con muchos obstáculos éticos.
El equipo tardó un año en conseguir la aprobación para crear una membrana del globo ocular con células madre en laboratorio -aunque luego se iba a tirar- para calcular y replicar de modo fidedigno su elasticidad.
Este modelo biónico puede adaptarse a distintas patologías oculares, ya tienen listo un modelo para realizar procedimientos de microcirugía para glaucoma, una enfermedad que afecta a 4,5 millones de personas.
“Los humanos se sienten mas seguros si saben que hemos probado los procedimientos quirúrgicos en modelos”, explica Harada, que está convencida de que a largo plazo, con la implementación de este tipo de modelos, es probable que la experimentación quirúrgica con animales se reduzca sensiblemente.
Un nuevo horizonte para la medicina
La vena biónica que han desarrollado está siendo especialmente útil para probar intervenciones con catéter, con ella prueban técnicas para hacer las intervenciones poco invasivas, que acompañan con una fibra óptica tan fina como un cabello.
El proyecto de investigación de Harada, que finaliza el año que viene, también trabaja en la réplica de un cerebro -menos avanzado-, un humanoide biónico -también para procesos quirúrgicos- y un brazo robótico que realiza operaciones sensibles.
La combinación de estos dos variables: experimentar en réplicas biónicas y que un cirujano se apoye en robot con capacidad para hacer movimientos y maniobras más precisas, abre un nuevo campo de posibilidades a la medicina.
La cirugía realizada por robots, siempre dirigida por un médico, es muy prometedora especialmente en cirugía neonatal -condicionada por un espacio más pequeño- y para zonas del cuerpo humano sensibles como el cerebro, donde cualquier equivocación es “difícil de reparar”. EFE
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