Un dron que lleva integrado un GPS capaz de encontrar y retratar vertidos y otros restos. Es el prototipo de vigilancia ambiental que diseñó el ingeniero topógrafo Andrés Pérez y que ganó en 2017 el III Concurso para Ideas Innovadoras, organizado por la fundación de la compañía 3M. Este apasionado de los automóviles teledirigidos empezó a formarse en el campo de los drones en 2014 y en la actualidad compagina su trabajo de ingeniero con la de piloto y diseñador de aeronaves RPAS (por sus iniciales en inglés, Remotely Piloted Aircraft System).
Su caso no es un hecho aislado: las perspectivas laborales en este campo alcanzan grandes cifras. La Comisión Europea estima que este campo producirá unos cien trabajos (directos y también indirectos) hasta 2035 en la UE. Unos datos que suponen una ocasión para muchos profesionales.
Si bien los primeros prototipos de drones datan de finales de la I Guerra Mundial, "no fue hasta el boom de los teléfonos móviles, y el desarrollo de cámaras, sensores, radares y GPS pequeños a escala industrial, cuando se hicieron accesibles para el mercado civil", explica Pérez, que añade: "Ahora, por unos 1.500 euros se puede adquirir un dron profesionalque hace el trabajo que ya antes hacía un helicóptero a 6.000 euros por hora".
Sus aplicaciones son enormes y van desde el transporte de cualquier tipo de mercancía, vigilancia en zonas determinadas, control de vertidos y también incendios, elemento de retransmisión de acontecimientos y grabación de películas hasta la construcción y control del tráfico. Todas y cada una persiguen el propósito de "hacer trabajos de forma más veloz, más segura y por menos dinero", apunta Pérez. A pesar del desarrollo de la tecnología asociada a los drones, la profesión de piloto de estas aeronaves todavía presenta dudas. Conforme apunta el instructor de la escuela de pilotos de drones Global Training & Aviation, Vicente Montoya, los primordiales obstáculos para ejercer esta ocupación derivan de la rigidez de la legislación. Estas contrariedades se acrecientan, puesto que no hay una regulación común para todos y cada uno de los países: cada uno de ellos cuenta con una normativa propia.
Además de esto, en la mayor parte de los casos las reglas son más bien conservadoras. "El ámbito de los drones civiles es un campo muy nuevo que está en pleno desarrollo y, a pesar de que la tendencia apunta poco a poco a reglas más flexibles, se debe priorizar la protección", comentan desde la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA). Otro reto es lograr que se puedan homologar los certificados de conducción, a fin de que los profesionales puedan ejercer en cualquier sitio.
Pasos para hacer de tu hobby, tu profesión
¿Necesito licencia para volar mi dron?
Si el empleo que le darás es lúdico o bien deportivo, no precisas ninguna licencia. La cosa cambia si cobras por esta razón. Este es el caso de España y Reino Unido, entre otros muchos países, que obligan a tener un certificado de piloto profesional, válido para aparatos de hasta 25 kilos en el primer caso, o 20 en el caso del país británico.
Para conseguirlo, ciertos países requieren tener una edad mínima -18 años, en el caso español; 16 en EE. UU. – y pasar un examen médico riguroso -exactamente el mismo que el de los pilotos de aviones-. En otros casos, como sucede en Brasil, no es preciso ser piloto oficial para volar un RPAS, si bien sí requiere solicitárselo a la Agência Nacional de Aviação Civil (ANAC) cuando se marcha a superar la altura de cuatrocientos pies (192 metros).
"Los primordiales obstáculos para ejercer esta ocupación derivan de la rigidez de la legislación"
Solo autoescuelas autorizadas
El proceso para ser piloto es similar al de sacarse el carné de conducir: es preciso aprobar un examen teórico y otro práctico. Para esto, solo puedes asistir a las escuelas aéreas oficiales de cada país. Por servirnos de un ejemplo, en España son los llamados Centros ATO (del inglés, Approved Training Organization), y en R. Unido son las aprobadas por la Autoridad de Aviación Civil (CAA, en sus iniciales en inglés).
En estos cursos, vas a aprender nociones de aeronáutica, meteorología, las clases de vuelo y los diferentes espacios aéreos. Para la parte práctica, es preciso escoger el tipo de aeronave, de la que vas a aprender sus componentes y de qué manera volarla. El coste de todo el curso es muy variable: entre 600-800 euros en España, 1.400 libras (prácticamente 1.600 euros) en R. Unido.
Un carné por cada dron
En la mayor parte de los países, una vez superadas las pruebas, conseguirás una homologación como piloto por la parte de la autoridad aeronáutica nacional. Solo te deja volar un tipo determinado de dron. Si deseas emplear profesionalmente un modelo diferente, debes regresar a un examen de la parte práctica con la nueva aeronave. "La justificación es que hay mucha diversidad de drones y el manejo puede ser realmente distinto", explica Pérez.
¿Operador o piloto?
Las operadoras de drones funcionan como empresas que contratan a pilotos de drones. Para transformarse en operador, primero hay que tener el certificado de piloto y, después, es preciso presentar la documentación pertinente a la autoridad aeronáutica a fin de que te incorpore a la base de datos de operadores autorizados.
Y antes de cada vuelo, solicitar autorización
Ya antes de utilizar un dron, es preciso pedir permiso a la autoridad aeronáutica del país dónde se vaya a volar. Hay que presentar, entre otros muchos, el certificado de piloto, el tipo de dron, los datos del vuelo, la razón, el sitio, un seguro de responsabilidad civil y una investigación de seguridad, en el que se estiman las posibilidades de accidente y las medidas que se han tomado para minimizarlas.
En suma, se trata de una profesión con ocasiones laborales crecientes, a la que se puede acceder con una inversión inicial no muy elevada si se equipara con lo que cuesta ser piloto de aviones - entre 40 y 100 dólares, en EE. UU.-. Y, si bien la heterogeneidad de normativas complica poder ejercer en cualquier sitio del planeta, la tendencia futura nos llevará a establecer homologaciones entre países.
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Fuente: varias.
Fuente: varias.